El experto de la Universidad de Albany (Estados Unidos) Gilbert Valverde brindó el jueves 17 de marzo la charla “La evaluación educativa: reflexiones sobre un fenómeno global en América Latina”, un recorrido por los avances y retos que afronta nuestra región.
El experto señaló que a partir de la década de 1990 se dio un giro: ya no solo importa el acceso a la educación, sino también la calidad de lo que se aprende. Por esto, es importante definir la calidad educativa y qué aspectos son relevantes para alcanzarla. A partir de allí, se puede tener un sistema que mida si se están alcanzando los aprendizajes definidos como relevantes y se debe tener el compromiso de actuar de acuerdo a los resultados obtenidos.
Nuestra región pasó de tener en los 90 apenas cuatro países con instituciones que evaluaban la enseñanza a que actualmente casi todos posean una y participen de diversas pruebas internacionales. Sin embargo, se han tenido diversos problemas: no se ha logrado articular las políticas de evaluación y las de currículum, la introducción de las mediciones ha sido precipitada y sin mucho trabajo preparatorio con las escuelas u otros actores, la difusión de los datos suele culpabilizar a docentes y centros por los resultados negativos y los resultados no se han visto reflejados en la toma de decisiones políticas.
Esto ha generado, según Valverde, dos posiciones, a las que denomina “nihilismo métrico” y “empirismo ingenuo”. La primera afirma que las evaluaciones estandarizadas no sirven porque responden solamente a las necesidades de información de las autoridades gubernamentales y por tanto son incompatibles con las perspectivas pedagógicas-didácticas promovidas en los nuevos currículos, mientras que la segunda considera que solo la medición cuantitativa se puede considerar objetiva y válida. Ante esto, el especialista propone tomar otra postura, el “postempirismo métrico”, que reconozca que se debe: tomar en cuenta las necesidades de información de políticos, padres y otros actores; desarrollar instrumentos capaces de rendir cuenta de la inversión social; reconocer la legitimidad de algunas críticas realizadas a la evaluación; y apuntar al perfeccionamiento de las técnicas.
A nivel de los retos de la región, el especialista mencionó los siguientes: formular una visión concreta sobre lo que es la calidad educativa, elevar el nivel promedio de logros, asignar responsabilidades, monitorear de forma constante los resultados y actuar de acuerdo a los datos que se obtengan.