El Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2015-2016 brinda un panorama claro y accesible que sistematiza información respecto del funcionamiento del sistema educativo uruguayo en su tramo obligatorio, considerando sus logros recientes y los desafíos que enfrenta para los próximos años.
Este segundo informe describe la evolución y la situación actual de cuatro dimensiones centrales del sistema educativo: el acceso, avance y egreso de los diversos niveles y ciclos obligatorios; los logros de aprendizaje; la formación, el trabajo y el desarrollo profesional de los docentes; y los recursos asignados a la educación.
Tomando en cuenta el amplio diagnóstico desarrollado en el primer informe publicado en 2014, plantea preguntas orientadoras, presenta nuevas fuentes de información y define su referente de evaluación en función del marco legal-normativo vigente en nuestro país en materia educativa y de los objetivos de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) para el quinquenio 2015-2019.
La cobertura de educación inicial en 5 años ya era casi universal en 2006. En los últimos años prácticamente se ha alcanzado la cobertura universal en 4 años. Asimismo, en la última década se ha logrado un incremento sustantivo (46% a 68%) en la incorporación de niños de 3 años, aunque aún hay importantes diferencias en el acceso dependiendo del nivel socioeconómico del hogar y del lugar de residencia.
Además de asistir, los niños deben hacerlo regularmente. Aproximadamente un 30% de los niños en la educación inicial pública tiene asistencia insuficiente (asistieron menos de 141 días en el año), mientras que en primaria este valor es del 10%. Los alumnos de escuelas de contextos más desfavorables asisten con menor frecuencia que los de las más favorables.
El rezago, el abandono y la no matriculación se incrementan a medida que se avanza en el tránsito por el sistema. La contracara de este proceso es que desciende la cobertura en edad oportuna. En el período 2013 a 2015, a los 13 años ya un 26% de los estudiantes presenta rezago y un 3% abandonó el sistema, y a los 17 años estos porcentajes son de 39% y 27%, respectivamente.
La tasa de egreso de la educación media ha crecido muy lentamente desde la década de 1980. En 2015 el sistema presenta una baja tasa de egreso de su tramo obligatorio (31% a los 19 años y 40% a los 24). Entre los países considerados en la comparación, Perú y Chile han superado a Uruguay en la cantidad de años promedio de educación de su población, mientras que Costa Rica —si bien no lo superó— muestra una evolución más dinámica.
El egreso de la educación obligatoria está atravesado por importantes inequidades. A los 22 años, solo el 15% de los estudiantes que provienen de los hogares del quintil de más bajos de ingresos ha egresado, mientras que entre los de más altos ingresos lo ha hecho un 71%. Este último dato podría considerarse un indicador de que esta problemática trasciende las fronteras socioeconómicas, ya que casi un 30% de los jóvenes provenientes de los hogares con más recursos no ha logrado egresar a esa edad.
En 2015, un 56% de los jóvenes de 22 años abandonó la educación obligatoria, un 7% continuaba asistiendo y solo un 37% había finalizado.
Pese a mantener una buena posición relativa en las evaluaciones internacionales entre los países de América Latina, tanto en primaria como en media existe un serio problema en el desarrollo de competencias básicas. Considerando la evolución a lo largo de las dos últimas décadas, se constata una dificultad persistente del sistema educativo para mejorar los bajos e inequitativos desempeños que logran los estudiantes.
Los bajos rendimientos en materia de aprendizaje no se focalizan solamente en la educación media, sino que ya se observan en primaria: en 2013, el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) señaló que los logros de los estudiantes uruguayos eran insuficientes. La proporción que se ubicaba en los dos niveles más bajos de desempeño era de 71% en ciencias, 62% en matemática y 56% en lengua.
Los problemas relativos a los niveles de aprendizaje continúan en educación media, en donde aproximadamente un 40% de los estudiantes de 15 años no alcanza los logros mínimos definidos por PISA en lectura y ciencias, mientras que un 52% no los consigue en matemática. Este bajo nivel de logros de buena parte de los adolescentes incide negativamente en su tránsito, permanencia y egreso del sistema educativo.
La repetición podría considerarse como una práctica educativa que tiende a reforzar la desigualdad de oportunidades. El sistema educativo no logra que los alumnos que han repetido compensen su desfasaje en relación al desempeño de otros niños, adolescentes y jóvenes que no lo han hecho.
Si bien los logros de aprendizaje están atravesados por diferencias socioeconómicas, un clima de aula que promueve interacciones favorables entre docentes y alumnos tiene el potencial para revertir o atenuar tanto los bajos desempeños como las inequidades.
Los maestros y profesores titulados son insuficientes para cubrir las necesidades de personal de la educación primaria y media. En esto inciden, de manera importante, los bajos niveles de egreso de formación docente. El problema es más marcado en la educación media, donde —si bien se verifica un proceso de incremento del número de docentes titulados— los déficits persisten, especialmente en los centros que dependen del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP).
Los docentes declaran haber recibido una formación centrada en los contenidos a enseñar y en su didáctica. Entre los déficits de su formación inicial señalan el uso de tecnologías de la información y la comunicación, la enseñanza en clases más complejas y con mayor diversidad sociocultural y la integración de estudiantes con necesidades educativas especiales.
El salario docente ha crecido en la última década, especialmente en el sector público. Sin embargo, continúa siendo poco atractivo, en la medida en que se basa principalmente en contratos a tiempo parcial o por horas de clase.
En educación media el multiempleo no solo desgasta a los docentes, sino que además obstaculiza la formación de equipos estables y comprometidos con cada institución. La dificultad para conformar equipos estables se vincula también con el sistema de elección de horas, donde incluso los docentes efectivos deben elegir en qué centros dictarán sus clases año a año.
Los docentes plantean la necesidad de una revisión de los sistemas de apoyo y supervisión profesional. La mayoría declara que el rol actual de los inspectores está más asociado a una función fiscalizadora que formadora. En educación media se señala la poca frecuencia de las visitas, particularmente en el CETP, lo que podría obstaculizar el avance de los docentes en su carrera.
Los maestros reconocen a los directores como competentes en su tarea y los consideran un apoyo importante para su trabajo, pero demandan una adecuación de su rol, que priorice los aspectos pedagógicos por sobre los administrativos.
Los recursos tuvieron un incremento relevante desde mediados de la década de 2000, para entrar en una fase de estabilidad en los últimos años. El gasto total, público y privado, y el gasto público destinado a educación en términos del PIB aumentaron hasta 2012, para luego mantenerse sin mayores variaciones.
La proporción del gasto educativo del país en relación al PIB es menor a la de muchos de los países de la región. Algo similar ocurre al comparar el gasto en educación como porcentaje del gasto público total.
Entre los actores que financian la educación, el que ha crecido en mayor proporción fue el gasto del sector público. En el período analizado el presupuesto de la ANEP ascendió, especialmente la parte destinada a las remuneraciones. Uruguay es uno de los países de la región con mayor proporción del gasto público educativo destinada a salarios.
El gasto promedio por estudiante aumentó para todos los niveles educativos. Mientras que en inicial y media esto se debió a un incremento del gasto, en primaria se relacionó principalmente con la reducción de la matrícula, vinculada al cambio en la estructura de edades de la población. Sin embargo, tomando en cuenta el PIB per cápita, el gasto promedio por estudiante en Uruguay es menor que el de otros países considerados en la comparación.
En primaria pública la asignación de los recursos educativos sigue un criterio compensatorio de la desigualdad. En cambio, en la educación media pública no se observa un criterio de asignación de recursos que busque compensar las inequidades vinculadas a las características socioeconómicas de la población atendida.
De acuerdo a la evidencia presentada respecto de las dimensiones consideradas en el informe es plausible considerar que, para alcanzar mejores y más equitativos logros en materia de permanencia, avance, egreso y aprendizaje de los estudiantes es necesario:
- mejorar la planificación y los criterios de asignación del gasto público en educación en pos de la consecución de las metas estratégicas propuestas por la ANEP;
- generar intervenciones coherentes con la definición de perfiles de egreso, que articulen currículo, formación docente, prácticas de enseñanza y evaluación;
- definir y monitorear metas en materia de logros de aprendizaje para los distintos niveles y ciclos;
- promover en las aulas un clima de trabajo favorable para el aprendizaje;
- fortalecer estrategias de diagnóstico y apoyos oportunos y eficaces para reducir la desigualdad de logros;
- profundizar el proceso de mejora de las condiciones de trabajo y las remuneraciones;
- mejorar las formas de contratación, para fortalecer la formación de equipos y la pertenencia y compromiso institucional de los docentes;
- mejorar el diseño y la implementación de políticas orientadas a fortalecer la formación y el desarrollo profesional docente.
Para enfrentar los desafíos identificados, el INEEd tiene un aporte específico que realizar: brindar información pertinente y válida, y juicios evaluativos que sirvan para la discusión pública sobre educación y para el diseño de política educativa en nuestro país. Para ello, desarrolla dos herramientas claves:
El Mirador Educativo, que permite dar cuenta del grado de cumplimiento de las metas de la ANEP, a la vez que presenta series de diversos indicadores del funcionamiento del sistema. El Mirador contribuirá no solo al monitoreo de distintas dimensiones del sistema, sino también a la toma de decisiones acerca de la definición de nuevas metas.
La implementación de Aristas, la Evaluación Nacional de Logros Educativos, permitirá monitorear los logros del sistema educativo en distintos niveles de la escolaridad (en tercero y sexto de primaria y en tercero de media). Ofrecerá evidencia sobre lo que los estudiantes son y no son capaces de hacer al culminar cada ciclo educativo, además de información relevante sobre el trabajo docente, el clima de aula y el funcionamiento de los centros. En la medida que su diseño es coherente con la definición de los perfiles de egreso establecidos por la ANEP, permitirá monitorear las metas de aprendizaje que el propio sistema educativo establezca. Además, la identificación de los avances en los desempeños a lo largo del tiempo entre los mismos estudiantes, y el estudio de los procesos escolares vinculados a ellos, ofrecerá una información sin precedentes en el país respecto de las políticas, programas y prácticas educativas que se asocian con procesos de mejora.
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