Los aportes de la experiencia brasilera en evaluación educativa para nuestro país fueron el tema central de un conversatorio que realizamos en nuestra sede. En la ocasión contamos con la presencia de autoridades nacionales y especialistas brasileros.
En la apertura, Javier Lasida, presidente de la Comisión Directiva del Instituto, destacó la importancia de observar el aporte y los retos de la evaluación desde la perspectiva de la política educativa. Andrea Bergamaschi, especialista senior en Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), expresó que la actividad se enmarca en un trabajo técnico en el sector educativo para reforzar la evaluación en la región. Virginia Cáceres, presidenta del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), agradeció la puesta en agenda del tema de la evaluación para poder pensar cómo analizar la transformación educativa en desarrollo. Pablo Da Silveira, ministro de Educación y Cultura, resaltó la posibilidad de aprender de Brasil. Asimismo, sostuvo que se ha abandonado la concepción de que el Instituto solo evalúa a la ANEP para pasar a ser actor del ecosistema educativo nacional.
Posteriormente, en el panel de expertos, el economista Reynaldo Fernandes brindó un panorama del Sistema de Evaluación de la Educación Básica (SAEB, por su sigla en portugués) de Brasil. Explicó que su país posee una amplia experiencia en evaluación a gran escala, proceso que comenzó en los años ochenta y en 1995 se institucionalizó en el SAEB. Inicialmente, estuvo enfocado en lectura y matemática en el quinto grado del ciclo inicial de la enseñanza fundamental (11 años), el noveno del final de la enseñanza fundamental (15 años) y el tercer y último grado de secundaria. En 1998 se creó el Examen Nacional de Enseñanza Media (ENEM), para conocer cómo finalizaban los estudiantes su trayectoria educativa y, en un principio, fue voluntario. Posteriormente, pasó a aportar datos por centro y a ser la principal evaluación de ingreso a la universidad. En 2005 el SAEB comenzó a aplicar sus pruebas de forma censal en el sector público. Para 2007 se creó el Índice de Desarrollo de la Educación Básica (IDEB), que utiliza datos de tránsito y desempeño (lectura y matemática), y comenzaron a formularse metas basadas en su información. En 2019 el SAEB agregó ciencias humanas y naturales. Todo este proceso se apoyó en acuerdos del Gobierno federal con los diferentes estados.
El economista Ricardo Madeira se enfocó en los usos y las consecuencias de las evaluaciones educativas estandarizadas en Brasil. De esta manera, enumeró los siguientes empleos: aportar información para un público amplio (sociedad civil, prensa, etc.), brindar retroalimentación a las autoridades y seguimiento de las políticas educativas y ofrecer insumos de uso pedagógico para analizar factores que contribuyen al desempeño y para la planificación de intervenciones pedagógicas en el año escolar. A la hora de dar ejemplos de cómo se emplean los datos, Madeira mencionó una experiencia del estado de Ceará, en la que los centros con mejores resultados intercambian prácticas con otros de desempeño más bajo. Esto mejoró los resultados en la región.
La directora de nuestra Área Técnica, Carmen Haretche, destacó que el efecto del contexto sobre los resultados educativos es mayor en Uruguay que en Brasil, por lo que es más inequitativo. Recordó que nuestro país no cuenta con una prueba censal, sino muestral, ni con evaluaciones por centro derivadas de la evaluación estandarizada externa, un índice como el IDEB ni metas por centro. Sí presenta evaluaciones formativas, como Aristas en Clase. Hizo hincapié en el reto de aportar información robusta y comparable a los centros.
El cierre del encuentro estuvo a cargo de nuestra Comisión Directiva. Guillermo Dutra afirmó que en Uruguay se evalúa poco, por ejemplo, no se aplica una prueba en la finalización de educación media superior. También hizo hincapié en la relevancia de incluir la evaluación de la escritura y el pensamiento computacional y de enfocarse en primera infancia e inicial. Lasida indicó que nuestro país es más equitativo que Brasil, pero su sistema educativo es más inequitativo. Mencionó los desafíos de que los centros puedan tomar más decisiones y de la relación entre la evaluación y la fijación de metas y planes de trabajo. Asimismo, planteó que ofrecer información por centro impone la necesidad de mantener la calidad de los datos. Finalmente, Pablo Caggiani invitó a pensar cómo llegar a los docentes con los datos de las evaluaciones, adaptarse a sus tiempos e invitó a ponerse en el lugar de estos actores, siempre con el objetivo de mejorar los resultados de aprendizaje.